El cine ha muerto, larga vida al cine
El cine está en crisis. Da igual cuándo leas esto.
La sensación de que estamos en un momento crítico, que define un antes y un después, es compartida por muchos.
¿Seguiremos viendo películas en grandes salas o ya solo lo haremos desde el sofá de nuestra casa? Cuando hablamos de Cine, con mayúsculas, ¿nos referimos a la película o, de hecho, a la experiencia de descubrir una historia y unos personajes de forma anónima pero colectiva? Así empezaba un interesante debate entre destacados profesionales del sector en el último encuentro de becarios de la Fundación ”la Caixa”. Y aquí os contamos hoy algunas de las complejidades y desafíos de la industria, así como también algunas de las experiencias de los profesionales del cine.
Los becarios que asistieron al encuentro: Mireia Vilanova Broto, José Antonio Prats López, Jan Latussek, Daniel Sánchez López, Alfonso Sánchez Moya, Galder Irusta, Guillermo F. Flórez, Irene Gil Ramon, Jorge Torregrossa García, Helena Vilaplana Carnerero, Lluís Rodríguez Carnero, Martín Rosete, Noelia María Muíño, Nadia Hotait Salas, Miguel Cavadas Docampo y Hector Prats i Castro.
El impacto de las plataformas y los algoritmos
Fue Jorge Torregrossa, director, entre otras, de la exitosa serie El cuerpo en llamas, quien inició un animado diálogo sobre la experiencia cinematográfica y las plataformas digitales. Destacó que el cine menos comercial, que antes sobrevivía sobre todo por el circuito de festivales y premios, ahora está ganando un protagonismo más mainstream: «Se nota mucho en los resultados de taquilla en España. Las películas comerciales —que salen con cientos de copias y cuentan con el apoyo de una distribuidora internacional o una gran productora— de repente están funcionando peor y las películas pequeñas, las películas de autor, están siendo mucho más rentables».
Por otro lado, Guillermo F. Flórez, cineasta especialista en la producción de documentales, exponía que «Las plataformas han modificado no solo la forma en que consumimos cine, sino también la manera en que dialogamos sobre él». De hecho, los diálogos que favorecen las plataformas digitales son distintos a los que se producen tras acudir a un cine. Decía Nadia Hotait, productora y directora de desarrollo en Lolafilms, que hay una cierta dualidad en las plataformas: por un lado, ofrecen un espacio global para voces diversas, pero también fomentan la individualización de la interacción digital.
Sin embargo, ¿son estas conversaciones más efímeras, más breves?, ¿hasta qué punto las dominan los gigantes audiovisuales a partir del conocimiento de la audiencia que proporcionan las plataformas?
Si bien no hubo acuerdo sobre la profundidad de las conversaciones, que en muchos casos dependen de las redes y hábitos sociales de cada uno, sí hubo cierto consenso sobre la influencia de los algoritmos. Muchos participantes se mostraron muy críticos con ellos, porque son herramientas clave para limitar o facilitar qué nuevas películas descubrimos. Y sabemos que muchas plataformas los usan para «mantener a los espectadores cautivos de su contenido exclusivo, limitando la diversidad de elecciones cinematográficas» —en voz de Martín Rosete, director y productor en Mister Marshall Entertainment—. Aunque plataformas como Filmin están orientadas a proporcionar un catálogo de películas más extenso, en general la sensación común es que los algoritmos, que nacieron como aliados en la exploración del espectador, ahora podrían convertirse en guardianes de lo que vemos.
¿La industria del cine en España goza de buena salud?
Y si hablamos de cine en España, las voces fueron unánimes: en los últimos años podemos hablar de progreso tanto en el número y la calidad de las producciones como en el apoyo de la Administración. «La legislación ha hecho avanzar bastante la industria», comentaba Guillermo Fernández. La regulación del sector puede impulsar el progreso del conjunto de la industria, incluso en un escenario en el que las plataformas digitales siguen ganando terreno.
No hay duda de que, si pensamos en industria, una de las preguntas es si, a pesar de todo, las salas de cine seguirán existiendo y para quién. Y las respuestas fueron variopintas, ya que, sin minimizar la experiencia única que supone ver una película en una gran sala, llena de espectadores, los beneficios de las plataformas digitales son también tangibles, y ofrecen un mejor equilibrio entre grandes producciones y proyectos más íntimos. Aun así, si solo podemos escoger una, «me quedaría con el cine en sala», afirmaba Jan Latussek resaltando la capacidad de las salas para generar reflexión y emoción. «Me quedaría con las plataformas», comentaba Daniel Sánchez López, Dani Salo AEC, ya que en muchas zonas de España, aun en el caso de que haya un cine, la oferta real de películas que puedes ver es muy limitada. Jan es fotógrafo profesional, videógrafo y realizador audiovisual y Daniel es director y cineasta en Sevilla.
Larga vida al cine
El título de este artículo destila un cierto optimismo sobre el futuro del cine y ese fue también el tono mayoritario de la conversación entre los expertos.
Sí, existen obstáculos para el acceso a fondos y oportunidades, y las plataformas no necesariamente ayudan. Sin embargo, el modelo de producción está cambiando, y eso puede ser una oportunidad para explorar colaboraciones, para fomentar la diversidad y la innovación, comentaron los expertos.
Todavía «nos dejamos llevar por inercias de necesidades de la industria del cine en sus orígenes», reflexionaba Galder Irusta, director de cine independiente y dramaturgo. No obstante, seguramente deberíamos estar pensando en las posibilidades que ofrece la tecnología digital, repensar las estructuras tradicionales, porque en principio las plataformas nos pueden permitir llegar a audiencias nicho que den sentido a producciones más alternativas.
Sí, el cine está en crisis. Pero en esta nueva encrucijada podemos redefinir la narrativa y la producción cinematográfica, podemos encontrar un equilibrio entre las majestuosas salas de cine y la accesibilidad de las plataformas digitales. Tal vez tras esta crisis el séptimo arte pueda ser finalmente un arte para todos.
Las recomendaciones de nuestros becarios
• Las ocho montañas, de Felix van Groeningen y Charlotte Vandermeersch
Galder Irusta recomienda esta película italiana, dirigida por una pareja belga, que está disponible en Filmin. Galder nos cuenta que es una película preciosa, muy sencilla: «Habla de dos chicos, uno de ciudad y el otro de pueblo, que se conocen en la infancia en un pueblo en el norte de Italia. La película narra cómo evoluciona su vida y se entrelaza su amistad, también a través de la montaña».
• The Rain People, de Francis Ford Coppola, y Filmmaker: a Diary by George Lucas
Jan Latussek nos recomienda el clásico de Francis Ford Coppola de 1969. En aquel año ganó la Concha de Oro en San Sebastián, con lo que supuso una gran apuesta por hacer un cine fuera del sistema. Durante la grabación de esta película, a Ford Coppola lo siguió George Lucas, con una cámara de 16 milímetros, y de ahí nació Filmmaker: a Diary by George Lucas, a modo de documental.
• The Beginner's Guide, de Davey Wreden
Este videojuego es una experiencia narrativa que sigue la historia de un chico que va visitando juegos inacabados, mientras una voz en off va explicando la historia de los personajes. Noelia Muíño nos lo recomienda: «Este juego me encantó, tiene una esencia muy personal y me recordaba a amigos míos, como su psicología».
• Tomboy, de Céline Sciamma
Esta ficción nos la recomienda Dani Salo AEC. Nos comenta que este film del 2011 narra la infancia de una persona transgénero: «Me parece una película importantísima y preciosa, tiene una sensibilidad y una narrativa fílmica increíbles».
• Pink Saris (Gulabi Gang), de Nishtha Jain
Daniel también nos recomienda este documental. «Va sobre una rama del feminismo en Rajastán», nos explica, «en la que, para atacar al machismo o al patriarcado, las mujeres se vestían con saris rosas, cubriéndose la cara y llegando a utilizar la violencia contra maltratadores o abusadores. Eso creó un partido político que ganó elecciones en todo Rajastán».