¿Puede el diseño cambiar los hábitos y la conducta de las personas?

En los últimos años, ha crecido una rama del diseño centrada en cómo cambiar los hábitos y la conducta de las personas. Una corriente que se focaliza en descifrar el funcionamiento de nuestro cerebro y nuestra psicología. El impacto que esta tendencia podría tener en nuestra sociedad es lo que ha fascinado a Hugo Félix García para desarrollar su carrera de arquitecto y diseñador en torno al comportamiento humano. Para Hugo, el behavioural change design va a ser clave en muchos aspectos, desde el trabajo que él mismo está haciendo para incidir en el aprendizaje de hábitos sostenibles dentro de una comunidad, hasta la labor de diseñadores que trabajan junto al MI5 para prevenir la radicalización de ciertos colectivos y así combatir el terrorismo desde su origen.
Uno de los últimos proyectos en los que ha participado investiga precisamente cómo introducir hábitos creativos en las rutinas diarias de los habitantes de la localidad de Ebbsfleet, un área posindustrial en la ribera del Támesis, cerca de Londres. Se trata de un desarrollo urbanístico de más de 80.000 viviendas y un paisaje que animará a los ciudadanos a participar en actividades creativas que puedan mejorar su salud física y mental.
Espacio del proyecto Ebbsfleet basado en un sistema modular de contenedores que provienen de puertos locales.
“La práctica de actividades creativas ha demostrado mejorar tanto la salud física como la mental. En el marco de este proyecto, hemos llevado a cabo un trabajo de campo exhaustivo, conversando con los residentes del lugar y proponiendo una serie de acciones que se implementarán con el tiempo para que se conviertan en algo habitual y normalizado en su día a día. Esta propuesta incluye desde acciones específicas hasta el diseño de nuevos espacios a lo largo de la ciudad”.
El proyecto de Ebbsfleet quiere construir un paisaje de oportunidades para que los residentes conecten con la creatividad.
Hugo concibe el diseño como una metodología para ofrecer soluciones innovadoras y sostenibles que impacten positivamente en nuestra sociedad; por eso sus intereses pivotan alrededor de las necesidades humanas, los nuevos materiales, la sostenibilidad y la tecnología. Basándose en esa premisa, Hugo dio con uno de los proyectos que más alegrías le ha dado en su carrera y con el que recientemente ganó el Grand Challenge del Royal College of Art. Se trata de Sea Seeds, un proyecto destinado a la replantación de posidonia en el fondo marino, con el fin de combatir su alarmante desaparición (ha alcanzado un preocupante 5 % en el Reino Unido). “La importancia de esta especie marina radica en su capacidad para capturar hasta un 30 % más de CO₂ que un bosque tropical, y en su función como criadero y hogar para multitud de especies marinas, por lo que su recuperación es crucial”.
El equipo de Sea Seeds. Hugo es el tercero por la derecha.
Con el proyecto Sea Seeds, Hugo y su equipo han ideado unas cápsulas realizadas con biomateriales de origen marino y local, pensadas para proteger las semillas de posidonia durante sus primeros meses, cuando estas son más frágiles. Estas cápsulas son una alternativa innovadora que va a permitir a las organizaciones que trabajan con posidonia aumentar el número de metros recuperados por año. “Sin embargo, nuestra intención es ir más allá: queremos que la cápsula sea parte de una estrategia circular en la que tanto los negocios de la zona como los turistas que visitan estas áreas costeras se involucren”.
Con este proyecto, Hugo busca no solo restaurar la posidonia, sino también concienciar sobre el impacto de nuestras decisiones cotidianas en la emisión de gases y sus consecuencias para nosotros. “Hablar de toneladas de CO₂ sigue siendo algo abstracto, pero si pensamos en ahorrar emisiones como pensamos en ahorrar financieramente para tener un futuro mejor, podría ayudarnos a cambiar nuestra conducta y contribuir a tener un futuro posible y sostenible”.
De momento ya cuentan con una ONG en Escocia interesada en la idea y están intentando entrar en alguna de las aceleradoras que tiene la universidad.
Para Hugo, como sociedad no nos queda otra alternativa que arrimar el hombro y ser parte activa de la sostenibilidad. “Hemos llegado a un punto en el que nos hemos dado cuenta de que si no somos sostenibles estamos viviendo de prestado. Los materiales son recursos finitos y, por tanto, elegir bien es una responsabilidad”.
Además, no hace falta buscar demasiado para encontrar ejemplos de la importancia de la sostenibilidad. “La sequía que se está viviendo en España en la actualidad es un ejemplo muy claro de esto. Cada vez llueve menos y hace más calor, lo que está llevando a la desertificación de vastas zonas del territorio español. Es un tema serio y que me preocupa mucho. Creo que no somos conscientes de lo que va a transformarse nuestra calidad de vida si no hacemos cambios ya”.
Hugo Félix García, diseñador y arquitecto.
No cabe duda de que Hugo busca abordar el diseño estratégico desde una visión holística, motivo por el cual ha decidido cursar el doble máster de ingeniería, innovación y diseño en el Royal College of Art y el Imperial College London, gracias a la beca de posgrado de la Fundación ”la Caixa”. Su interés por un amplio abanico de disciplinas que van desde la arquitectura y el diseño hasta la ecología o la tecnología nos obliga a preguntarle por el debate tecnológico del momento, la inteligencia artificial: ¿es un peligro o una oportunidad para su sector?
“Para mí, la inteligencia artificial es más una oportunidad que un peligro, aunque puedo entender que haya un poco de ambos. Por un lado, la IA puede ayudarnos a investigar y creo que nos facilitará la conexión de ideas que antes eran más difíciles de combinar. Sin embargo, creo que la innovación, el descubrimiento o la creación de algo que antes no existía seguirán teniendo un elemento de serendipia. Personalmente, no creo que la IA acabe con el diseño, sino que su potencial está en combinar cosas que ya existen mientras nosotros nos enfocamos en lo que aún no existe. El peligro podría estar en un uso excesivo de la tecnología, lo que podría llevar a diseños muy similares o a la pérdida de la espontaneidad que se encuentra en una investigación más orgánica. Por eso, creo que es importante que sigamos diseñando con criterios éticos y no dejemos que la IA tome el control total del proceso creativo”.
