Que podemos cambiar para recuperar la salud mental
La forma en que pensamos, sentimos y vivimos; nuestra capacidad de navegar por los desafíos y las alegrías de la vida cotidiana; así como nuestro bienestar emocional, social y general, están profundamente ligados a nuestra salud mental.
Es hora de poner este tema sobre la mesa. Empezar a tratar, cuidar y priorizar la salud mental como realmente merece. ¿Qué podemos hacer como pacientes, acompañantes o profesionales para conseguirlo?
En el pasado encuentro virtual de becarios de la Fundación ”la Caixa” planteamos esta pregunta a tres ponentes expertos en salud mental pública, juvenil y geriátrica. ¿Nos acompañas a conocer sus propuestas?
Participantes en el encuentro, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo: Enrique Pérez Sáez, responsable de investigación del Centro de Referencia Estatal de Atención a Personas con Alzhéimer y otras Demencias; María Carmen Pérez Gómez, especialista en traumaterapia infantil sistémica y psicóloga en el Equipo de Inclusión Social de los Servicios Sociales de Castilla y León; Giovanna Fico, psiquiatra, especialista en neurobiología de los trastornos depresivos y bipolares; Josep Maria Haro Abad, director de Docencia, Investigación e Innovación del Parc Sanitari Sant Joan de Déu de Barcelona; Marta Sánchez Santacreu, psicóloga infantojuvenil; Gabriela Pérez-Fuentes, psicóloga clínica y psicoterapeuta; Matilde Carbajo Usano, arqueóloga; Maria Cerviño Ruiz, especialista en psicología clínica; Elvira María Pértega Andía, enfermera en salud mental; Berta García González, estudiante de ingeniería industrial; Georgia Ribes Zankl, experta en neurobiología clínica.
1. Visibilizar el problema
La estigmatización, la discriminación y la violación de los derechos de las personas con afectaciones mentales ha sido uno de los grandes tabúes en los sistemas de atención de todo el mundo durante décadas.
Abriendo el encuentro, Enrique Pérez Sáez, responsable de investigación del Centro de Referencia Estatal de Atención a Personas con Alzhéimer y otras Demencias, explicó el porqué de estos prejuicios sobre la salud mental: “el estigma tiene que ver también con el desconocimiento, con el miedo y con percibir una cosa como incurable o intratable”.
Sin embargo, esta situación está cambiando. “Ya no hablamos de ‘enfermedad mental’, hablamos de ‘salud mental’”, explica Enrique. “Cada vez es más común comprender que un trastorno mental no es el resultado de una debilidad personal, ni algo que alguien elige padecer. Es una condición que la persona enfrenta y sufre, lo que resalta la importancia de tratar estos problemas con empatía y sin estigmatización”.
Siguiendo la línea de Enrique, Josep Maria Haro Abad, director de Docencia, Investigación e Innovación del Parc Sanitari Sant Joan de Déu de Barcelona, destacó el papel de la pandemia de COVID-19 en este cambio en la narrativa: “La pandemia sirvió para darnos cuenta del impacto que tiene la salud mental en nuestro bienestar. Si bien es cierto que hubo un ligero aumento en los casos, lo que realmente creció fue el reconocimiento de la existencia de estos problemas. Este cambio en la percepción ha sido crucial para fomentar una conversación más abierta y honesta sobre la salud mental”.
Un informe de la Unión Europea sobre salud mental reveló que el 46 % de la población experimentó problemas psicológicos durante el 2022. Entre ellos, prácticamente la mitad acudió a un profesional buscando ayuda.
“El primer paso para solucionar el problema es darte cuenta de que existe y no esconderlo. Hablarlo y, sobre todo, buscar ayuda”.
Josep Maria Haro, director de Docencia, Investigación e Innovación del Parc Sanitari Sant Joan de Déu de Barcelona.
2. Cuidar a los cuidadores
La soledad es un gran determinante en la salud mental de cualquier persona. Enrique afirma que, “a pesar de estar más conectados que nunca gracias a internet, nuestras conexiones interpersonales se han diluido, lo que hace más común experimentar una soledad no deseada”.
Si bien la preocupación social suele centrarse en el impacto de la soledad en las personas mayores, los estudios muestran que este sentimiento está particularmente extendido entre la juventud, ya que afecta al 69 % de los jóvenes de entre 16 y 29 años. “Por este motivo, es especialmente importante que actuemos, tanto profesionales como políticos o individuos, desde una perspectiva más social, inclusiva y abierta a todos los colectivos”, asegura Enrique.
Es también crucial hablar sobre la ‘comunidad de afectados’, contar con las personas ─familia, amigos e incluso vecinos y conocidos─ que acompañan y apoyan a los afectados en su día a día.
“El papel de los acompañantes es fundamental”, afirma Enrique. “Estas personas no solo brindan apoyo emocional, sino que también juegan un rol clave en la detección temprana, la adherencia al tratamiento y la creación de un ambiente propicio para el bienestar de la persona afectada”.
Sin embargo, este apoyo también puede generar un gran desgaste emocional, al que es fundamental dar solución. “No podemos olvidar que estas personas también necesitan ayuda y cuidados, y es necesario que puedan recibirlos”.
Cada vez es más común que los acompañantes pidan ayuda, explicaba Enrique. “Existen redes de apoyo, recursos y soluciones para que estas personas puedan gestionar el impacto emocional y psicológico del proceso. Es importante que lleguen a ellos”.
Enrique Pérez Sáez, responsable de investigación del Centro de Referencia Estatal de Atención a Personas con Enfermedad de Alzheimer y otras Demencias.
3. Dar herramientas
Desde el punto de vista de los profesionales, también ha habido un cambio en la forma de abordar la salud mental. “Actualmente, ya no hablamos de ayudar a las personas, sino de acompañarlas y apoyarlas”, explicó María Carmen Pérez Gómez, especialista en traumaterapia infantil sistémica y psicóloga en el Equipo de Inclusión Social de los Servicios Sociales de Castilla y León.
“En los servicios sociales, trabajamos para ofrecer herramientas que permitan a las personas tomar sus propias decisiones. De esta forma, se empoderan de su vida”, explica Carmen. Además, destaca que “nos centramos en escucharlas. Ellas son las que más saben sobre su vida. Solo con brindarles la oportunidad de ser escuchadas, se genera un impacto significativo”.
María Carmen Pérez Gómez, especialista en traumaterapia infantil sistémica y psicóloga en el Equipo de Inclusión Social de los Servicios Sociales de Castilla y León.
Los profesionales destacan la falta de políticas y recursos destinados al ámbito de la salud mental. “Es muy necesario implementar sistemas y acciones políticas, orientándolos de la manera más efectiva, anticipando la realidad de los problemas mediante la prevención y la detección temprana”, coinciden. Esta perspectiva enfatiza la urgencia de un enfoque proactivo que no solo aborde las crisis, sino que también trabaje en la construcción de un sistema de salud mental más robusto y accesible.
¿Debemos cambiarlo todo para recuperar la salud mental?
Los tres ponentes están de acuerdo: desde acciones individuales y sociales, hasta la aplicación de nuevas políticas, todavía podemos hacer mucho para recuperar la salud mental.
A pesar de que es un derecho fundamental y es cada vez más evidente que no puede existir la salud integral sin ella, todavía se encuentra en un plano de desigualdad con la salud física en términos de presupuesto, educación y prácticas médicas.
“La salud mental es el resultado del esfuerzo de una sociedad, y todos tenemos el derecho a disfrutarla”, concluye Carmen.
Por ello, es esencial seguir visibilizando los problemas de salud mental, desestigmatizándolos y poniéndolos encima de la mesa. Solo así podemos avanzar hacia un futuro en el que sea una prioridad y garantizar que quienes lo necesiten tengan acceso a los recursos y el apoyo indispensables para cuidarla.