Sostenibilidad en tiempos de ecopostureo que esta en juego
De hecho, el 77 % de los europeos lo consideran un problema muy grave en este momento y la gran mayoría cree que son los gobiernos y las empresas los responsables de emprender acciones.
Estas acciones pueden ser reales, pero también pueden constituir una forma de greenwashing o “ecopostureo”. Es un término bastante reciente que define una práctica común: sucede cuando una empresa o entidad exagera o falsea sus logros medioambientales para parecer más ecológica y responsable de lo que realmente es. Mediante la publicidad o acciones sostenibles como plantar árboles o comprar créditos de carbono, hacen creer a los consumidores que están escogiendo una buena alternativa. Muchas veces, el resultado es justo el opuesto.
Con motivo del Día Internacional contra el Cambio Climático, recuperamos las principales conclusiones del encuentro virtual ¿Nuevos mercados o ‘ecopostureo’?, en el que tuvimos el placer de contar con becarios de la Fundación ”la Caixa” expertos en sostenibilidad y medioambiente. ¿Cómo podemos tomar decisiones realmente sostenibles como consumidores? A continuación, sus recomendaciones para combatir el ecopostureo:
Promover la economía circular y la calidad duradera en la moda
Desde el 2000, la producción de ropa se ha duplicado. Actualmente, los consumidores compran un 60 % más de ropa, pero la utilizan la mitad de tiempo. El auge de la fast fashion ha provocado que la industria de la moda genere alrededor del 8 % de las emisiones mundiales de carbono cada año, según estadísticas de un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) del 2023.
La fast fashion produce una cantidad insostenible de residuos. En Europa, cada año se generan 12,6 millones de toneladas de desechos textiles, de los cuales 5,2 millones corresponden exclusivamente a ropa y calzado. Esto equivale a unos 12 kilos de residuos por persona al año. No obstante, solo el 22 % de los residuos textiles “posconsumo” son reciclados.
Por este motivo, “fomentar la economía circular de la ropa, apostar por prendas de calidad duradera y reutilizar antes que reciclar es clave”, explica Covadonga Trujillo Mateos, experta en tecnología textil y sostenibilidad. Covadonga investiga cómo aumentar el contenido de fibra reciclada en un hilo para la confección de prendas más sostenibles y reconoce que “no existe una solución única ante los desafíos que plantea la industria textil”. Covadonga destaca que la investigación continua y la innovación son fundamentales, junto con la colaboración en toda la cadena de producción, para lograr un cambio sostenible en la industria textil y de la moda. Sin embargo, para ella es evidente que la reducción consumo masivo, fomentar la reparación y la reutilización de las prendas deberían ser prioritarias al reciclaje: “Reciclar está en el último escalón de las acciones a tomar”, remarca.
Covadonga Trujillo Mateos.
Facilitar el acceso a energías más ecológicas
En los últimos años, la demanda energética mundial ha aumentado y los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas natural, todavía abastecen alrededor del 80 % de la energía mundial. Samir Kadiri Díaz, economista y trabajador en Enbridge Gas en Canadá, explica que actualmente se está avanzando en la transición energética para afrontar esta situación, pero los desafíos son muchos. Destaca, especialmente, “lo difícil que es lograr un futuro energético sostenible sin dañar el medioambiente y presentando una alternativa a precio competitivo”.
Samir Kadiri Díaz.
Por ejemplo, existen opciones más ecológicas que, pese a su menor impacto ambiental, tienen una baja adopción debido a su alto costo. Para Kadiri, esto pone en evidencia la necesidad de impulsar incentivos y regulaciones que fomenten prácticas sostenibles. “En España, los consumidores pueden comprar biogás, que es más ecológico, pero cuesta cinco veces más. Solo alrededor del 6 % de las personas elige esta alternativa. Por eso, es crucial establecer normativas que obliguen a su uso u ofrecer incentivos adecuados para hacerlo más accesible”.
Mejorar el seguimiento y evaluación de las iniciativas y los productos
A primera vista, una iniciativa como plantar árboles en las áreas rurales de España puede ser sostenible. No obstante, si las áreas rurales no reciben el mantenimiento adecuado, como la limpieza de matorrales o una buena gestión forestal, el riesgo de que se produzcan incendios aumenta. Aparte de destruir el ecosistema, los incendios forestales liberan a la atmósfera el carbono almacenado en las plantas, los árboles y el suelo, lo que agrava los problemas ambientales.
Esta iniciativa sirve de ejemplo de lo que podría tildarse de “ecopostureo” en el sentido que, sin un seguimiento y una evaluación a largo plazo, hay iniciativas que no favorecen el medioambiente. Por ello, José Miguel Pulido, experto en tecnología en IBM y presidente de la Asociación de Becarios de la Fundación ”la Caixa”, sugiere que, en este ejemplo concreto, además de plantar árboles, es fundamental implementar estrategias como la gestión activa de los bosques y el uso sostenible de la madera, lo cual podría beneficiar tanto al medioambiente como a las comunidades locales.
José Miguel Pulido.
Pero, ¿qué hay del ecopostureo dirigido al consumidor? De cara a la compra de productos, ¿cómo evaluamos que su origen es realmente sostenible? Según Pablo Busto Caviedes, consultor en Outside International, las certificaciones juegan un papel fundamental. “Para que una producción sea realmente sostenible hay unos estándares rigurosos establecidos que debe cumplir”. Para que se entienda mejor, Busto lo ejemplifica con el caso concreto de productos agrícolas, como el café y el cacao. “Para acreditar la sostenibilidad de estos productos, una entidad independiente verifica aspectos cruciales como la deforestación, el uso de químicos y los salarios de los trabajadores”, explica.
Pablo Busto Caviedes.
Quien participa en la aprobación de certificaciones, sobre todo las relacionadas con el residuo cero y el porcentaje de plásticos reciclados en los productos, es Maite Lasa García. Para ella, “las motivaciones de las empresas para ser más sostenibles pueden ir desde un interés genuino, hasta el cumplimiento mínimo de requisitos para obtener certificaciones”. Aunque critica el actual modelo de crecimiento infinito, Lasa, que es experta en energías renovables y medioambiente, asegura que estamos avanzando cada vez más hacia un modelo más sostenible. “La gente está cada vez más informada sobre los factores que pueden hacer un producto o un servicio más o menos sostenible”, concluye.
Plantear el cambio desde el urbanismo
Por su lado, Antonio Moya Latorre, doctor en Planificación Urbana en la Universidad Cornell u recientemente incorporado como profesor en el máster de cooperación internacional de la UNIR, observa una motivación sincera por instaurar prácticas más sostenibles. A su parecer, el problema de la sostenibilidad es más bien estructural, porque las iniciativas muy pocas veces van a la raíz del problema.
Anonio Moya Latorre.
“El desafío principal radica en la expansión continua de grandes ciudades como Nueva York o Barcelona”, comenta. Estas metrópolis, que atraen a millones de personas, enfrentan problemas graves de sostenibilidad y calidad de vida debido a su creciente población y las presiones urbanísticas. Además, las soluciones que se están diseñando para abordar los desafíos de sostenibilidad de estas grandes ciudades son difíciles de implementar en ciudades de menor tamaño o con muchos menos recursos.
Para abordarlo, Moya y Busto están de acuerdo en la solución a este problema: “Poner en valor y repensar el desarrollo de las localidades medianas y pequeñas. Estas ofrecen un equilibrio más sostenible entre el crecimiento urbano y la preservación del entorno, con la ventaja de que en ellas es posible hacer las mismas actividades que en una gran ciudad, pero de una manera menos dañina para el medioambiente”, argumenta Busto.
Además, al mejorar la infraestructura de transporte, como el AVE en España, se podría facilitar aún más la conexión entre ciudades pequeñas y grandes urbes. Esto promovería una distribución más equitativa de la población y aliviaría la presión sobre las metrópolis más saturadas.
Para concluir, les preguntamos a nuestros becarios acciones concretas para evitar cualquier forma de ecopostureo individual. Estas fueron sus recomendaciones:
• Además de reducir, reutilizar y, en última instancia, reciclar, Covadonga nos anima a priorizar la compra de ropa de alta calidad que perdure en el tiempo y, fomentar la compra de segunda mano, vintage, o incluso el intercambio de prendas con amigos y familiares. "Dar mayor importancia al cuidado de las prendas en casa y considerar la reparación cuando algo se estropea, es clave como consumidores".
• Samir nos recomienda el blog Nada es gratis, con artículos de diversos temas y especialmente interesante en cuanto a cuestiones de energía.
• Maite nos sugiere consultar informes del World Resources Institute para tener una visión global del impacto humano en el planeta y de cómo avanzar hacia una mejor gestión de los recursos naturales finitos.